viernes, 13 de julio de 2012

José Cristo y sus 12 apóstatas

Mi carrera como atracador de bancos ha dado un auténtico vuelco, y a ello han contribuido sin duda las enseñanzas de Manolo, a quien partir de ahora se nombrará como el bautista electricista de la catedral de Santiago de Compistolas, pues sus enseñanzas han supuesto un verdadero bautismo para viejos atracadores de entidades bancarias como yo, que ante la crisis actual nos veíamos en la necesidad de "reciclarnos"
Nadie ignora que los bancos ya no son lo que eran, ahora hay que avisar un par de días antes para retirar un par de miles de euros, con decir que en el último atraco el cajero me preguntó donde compraba los pasamontañas, porque se estaba pensando entrar en el negocio. Acabamos tomando una cervecita en el bar de al lado y charlando sobre los viejos tiempos, aquello era otra cosa. Lo que nos reímos al caer en la cuenta de que ya nos conocíamos de antes, tres veces con esa había yo atracado a este buen señor, la primera vez los dos éramos muy jóvenes, con los nervios y esas cosas de la primera vez estuvimos a punto de meter la pata, pero al final todo salió bien, y supuso un aprendizaje para ambos.
La segunda vez ya estábamos ambos más rodados y protagonizamos un atraco casi perfecto en su ejecución, de hecho fui muy felicitado por todos los empleados de la sucursal y el director, en prueba de mi esfuerzo, me regaló un reloj que todavía conservo para que recordara con cariño aquella fría mañana de marzo. Qué nostalgia me invade ahora cuando, con la crisis, salí de la sucursal con menos dinero del que llevaba al entrar en ella. Charlando con Simón (el cajero al que luego llamaremos Pedto) llegamos a la conclusión de que ya no son los bancos esos sitios donde se junta el dinero, y en eso estábamos cuando vimos por televisión el asombroso caso de Manolo y el Códice Calixtino. Hay que reconocerle a Manolo su carácter visionario, sacar dos millones de euros del cepillo de la catedral no se le había ocurrido a nadie, y si no se hubiera llevado el libro aun podría haber sacado otro tanto.
-Ya - Me decía Pedro - Pero él es un ladrón de guante blanco mientras tu especialidad es el atraco a mano armada. Nada más cierto, querido Pedro, pero por qué no vamos a hacer un buen "mano armada" (como le llamamos en el argot) en la catedral, tan solo hay que planearlo bien, cubrir las salidas y tener un buen plan de fuga. Una vez que hube ultimado todos esos detalles reuní una banda de atracadores profesionales, ahí estaba Simón (pedro), el cajero que había vendido acciones preferentes a sus mejores amigos, y Santiago el mayor, inspector de Hacienda prejubilado (experto en el difícil arte del egipcio), estaban también Andrés, Juan, Felipe y Bartolomé, que venían del mundo de las altas finanzas internacionales, y Tomás y Mateo, expertos en blanqueo de capitales, Santiago el menor, de profesión abogado, actúa como conductor de uno de los coches, el otro lo pilota Simón el Cananeo, promotor inmobiliario venido a menos pero experto en coches de lujo. Matías se encargaba de la logística y Judas Tadeo de conseguir las armas. Por último estaba Judas Iscariote, el más peligroso y violento pero también el más brillante criminal del estado (También conocido como Mariano) un hombre sin palabra y del que no te puedes fiar, quizá sea mejor tenerlo cerca porque el cabrón es un gran aficionado a la dinamita y a la goma2 y como lo dejes solo un rato te la lía parda.
Vaya, ya la lió. Marianete Marianete, si no sabes atracar, pá qué te metes

miércoles, 4 de julio de 2012

Habemus Bosón

¡Hay Bosón! Esto demuestra científicamente el Big Bang como fuente del universo y certifica lo que ya sabíamos, la inexistencia de Dios /es.
Para que lo entendáis los que no estáis muy puestos en física cuántica: En realidad el Universo salió del bolsón de un tal Higgs, que tras una noche de farra prostibulera que le debió parecer eterna se vio, para su desolación, con el bolsón vacío. Pero el bueno de Higgs tenía hambre y sed, en concreto sentía un voraz apetito por experimentar cosas nuevas y una ilimitada sed de placer, de manera que rebuscó en su bolsón y encontró una particular partícula, algo similar a un micropunto que antes había pasado desapercibido y Higgs lo explotó, y de esa explosión lisérgica brotaron luces, y colores, y música y risas y Higgs se sentía eufórico, poderoso, sentía que podía hacerlo todo, e hizo todo lo que se le ocurrió, (incluidas algunas cosas que ya en su momento se podrían haber considerado un disparate, y cuyas consecuencias han sido, efectivamente, disparatadas). Más tarde, cuando le fue bajando, sintió que estaba un poco descentrado, después de tanta fiesta, y ya no sabía qué hacer, (¿a quién no le ha pasado alguna vez?) y en ese estado anodino en el que todo te la suda cogió un poco de barro e hizo al hombre, y como lo vio muy solo y él estaba aburrido decidió someterlo a tortura, y le arrancó una costilla (con lo que eso debe de doler) y con esa costilla creo a la mujer y les garantizó a ambos placer efímero y sufrimiento eterno. Y el resto ya lo conocéis, el puto valle de lágrimas de siempre