lunes, 25 de abril de 2011

We are the basement boys

en el blog de Kiko Amat, leí un articulo sobre el garaje que quiero compartir.

GARAJE ROCK : ANGUSTIA ADOLESCENTE ORIGINAL

Garaje El sonido punk de los 60’s parecía hace unas décadas el estilo con menos posibilidades de ponerse de moda del mundo. Hoy en día, sin embargo, grupos inspirados en aquel están de rabiosa actualidad. ¿Puede saberse qué ha sucedido aquí?

Ya lo sabemos: hoy en día, todo es susceptible de ser recuperado por el mainstream y convertido en tendencia, incluso los referentes emocionales que eran su polar negación. Y asimismo, este socorrido axioma -que he anunciado con aparente temple mientras atusaba mis bigotes- me inunda de una trepidante inquietud. De entre todas las cosas estupendas que podrían haberse convertido en hype, el fenómeno que más me desconcierta es el de la música garaje. Si llegan ustedes a preguntarme hace veinticinco años qué sonidos no iban a estar de moda jamás, el garaje hubiese sido una de mis principales apuestas. Porque, verán, el garaje con el que yo intimé de joven era la música de los perdedores sin remedio, el sonido de los feos y tullidos que quedaban por escoger al final en la alineación de fútbol-calle (gorditos y nerds infantiloides, lectores de Tolkien y Lovecraft). No es casual que Greg Shaw de Bomp Records, padrino del garaje revival de los 80’s, hubiese empezado su andadura en 1971 como editor de fanzines sobre ciencia ficción y rock’n’roll. A la sazón, el garaje era la música de los freaks resentidos, onanistas compulsivos y otros entes dejados de banda en el banquete de la popularidad. La música de los auténticos losers, el estrépito punk de los no-atletas y para-nada-bellos, el ruido infernal y descoyuntado de un club secreto de adolescentes tísicos con peinado paje. ¿Cómo reconciliar la imagen de aquellos clubs que frecuenté en 1987 con lo que hoy abunda en los clubs “in” de la ciudad? ¿Es este garaje –el que pinchan hoy los DJs remunerados de la ciudad- el mismo sonido para una audiencia diametralmente distinta –chicos y chicas modernos y bien plantados- o ni siquiera se trata del mismo estilo?
El sonido garaje empezó hacia 1964 en Estados Unidos, y se trata de la segunda manifestación punk de la historia (la primera fue la eclosión de rockabilly post-Sun Records); o, como definió el propio Shaw, “innumerables artistas locales definen un intransigente tipo de sonido y estilo que nunca resulta tener éxito comercial, pero que en retrospectiva es enormemente influyente”. Se trataba, simplemente, de cientos de desgraciaítos con las glándulas sebáceas descontroladas tratando de emular la bullanga sexy de grupos ingleses como Yarbirds, Pretty Things, Them o –obviamente- The Rolling Stones; convirtiéndola, a su vez, en algo mucho más primario, mosca, huraño y arrogante que el sonido que lo originó, y encima mal tocado en garajes y sótanos de toda la geografía americana, utilizando guitarras baratas y ladrando consignas antisociales de odio-al-deportista, delincuencia menor y entrañable misoginia-del-adefesio. Sólo hay que escuchar la voz despechada y biliosa de no-hits de 60’s garaje-punk como “I never loved her” (The Starfires), “Born loser” (Murphy & The Mob), “I’m a living sickness” (The Calico Wall), “I ain’t no miracle worker” (The Brogues) o “Have you ever spent the night in jail” (The Standells) para percibir que sus autores no eran los guaperas exitosos del “insti”, sino los abortos que juraron venganza, como en un glorioso remake punk de La revancha de los novatos (1984).

Lógicamente, este sonido loser nunca pasaría de pequeño hit nacional (caso de The Leaves, Chocolate Watchband o Standells) o completa gema underground, y sería olvidado por el mundo durante una década. En el periodo que separa la edad dorada del garaje (1964-1966) de la eclosión punk rock (1975-76), sólo Bomp Records y el recopilatorio de Elektra Nuggets (compilado en 1972 por Lenny Kaye, del Patti Smith Group) habían mantenido la llama ardiendo. El punk-rock representó sin duda un segundo advenimiento del sonido 60’s punk, como demuestra la cantidad de minusvalías emocionales y terribles traumas sexuales que ambas subculturas comparten. Y para cuando el punk-rock empezó a hacerse el macho (la inaudita reapropiación del punk para fines testosteronados o, dicho de otro modo, cuando los ceporros atletas que zurraban a los punks terminaron fundando grupos hardcore), se hizo necesario un nuevo retorno a la inocencia y pureza de espíritu de aquellos enclenques asmáticos de los sesenta.

Este retorno fermentaría en la escena de garaje revival de 1981-1987 (en Europa duraría un par de años más, hasta 1989), una oleada subterránea y autárquica de grupos sensacionales que firmarían no-éxitos de calidad tan alta como sus antecesores sixties, y tras la que volvería a estar Greg Shaw, empujando el asunto con Voxx Records desde Los Ángeles. The Chesterfield Kings, The Miracle Workers, The Gruesomes, The Gravedigger V, The Vipers, The Morlocks, The Tell-Tale Hearts, The Crawdaddys… Decenas y decenas de grupos que le devolvieron el enfado, la autonomía y la pasión al sonido, bandas que jamás serían reconocidas por el mainstream más allá de la broma ye-yé (las revistas musicales lo trataron siempre con mayúscula condescendencia) a pesar de legar un número notable de discos maravillosos. El revival garaje de los ochenta moriría al entrar la década de los 90, aunque como afirmó Mike Stax, adalid del sonido y fundador de The Tell-Tale Hearts (así como del fanzine Ugly things), “No murió realmente; simplemente se hundió aún más en el underground”, cavando más hondo con cada nuevo intento de reapropiación del sonido para vender avionetas, zapatillas, discos infames o cuentas bancarias.

Y ustedes me dirán: muy fino, viejales; pero lo que de veras anhelamos saber es cómo se pasa de aquel sonido cáustico y crudo, fabricado por hoscos púberes adictos al Ventolín y peinados como el Príncipe Valiente, al exitazo mundial de hoy. ¿Cómo accede el grupo de súper-cenizos por antonomasia de los 60’s, The Sonics, a capitanear la alineación de uno de esos festivales-braquiosaurio tan en boga hoy? Lo único que puede uno aventurar es que cada vez quedan menos referentes sacrosantos de “autenticidad” en el pop, y ahora les ha llegado el turno a los zoquetes que desde un principio parecían inutilizables. Quizás contribuyeron a esta tendencia gestos fútiles y auténticamente ramplones como el de Jack White de The White Stripes pintándose en un brazo el nombre de Billy Childish (santo patrón del garaje), demostrando en el acto que no había comprendido nada. O quizás todo empezó con Mudhoney, una banda sensacional de losers originales que asimismo empujó a popularizar el concepto de garaje rock (muy a pesar suyo). O quizás han ayudado a hacer digerible el género los jóvenes apolíneos de los nuevos grupos de garaje triunfante: Black Lips y Strange Boys, con su pinta náutico-efeba de anunciar calzoncillos caros y desconocer la frustración y el desconcierto sexual que son indispensables para fabricar garaje decente. Se lo diré más claro, por si no me he explicado lo suficiente: el garaje es deformidad, distorsión y hastío, recelo y rencor, es la barahúnda gloriosa del alfeñique atribulado que sueña con encamarse con la guapa de la clase y aplastarle la p*** cara al rubiales profidén, son los sueños rotos, autoconmiseración con inquina y odio-al-mundo de todos los rechazados del planeta ¿entienden? Es la música que produce uno a los diecisiete años tras haber sufrido el primer gatillazo o haber recibido las primeras calabazas. Si eres bello y simpático y popular, no puedes hacer garaje. Te lo prohíbo.
En cualquier caso, los tiempos han cambiado: en los 80’s, la basura era basura y sonaba como tal (Duran Duran, Bon Jovi, Mecano); hoy en día, el cagarro va atildado de novio, y a veces suena espléndido (aunque sus autores sean una cuadrilla de cínicos que del garaje sólo les interesa el cochazo que podrán aparcar en él: caso de The Horrors, los Marichalar del garaje-rock). Son tiempos extraños los que corren, y no les sorprenda si un día de estos “Born loser” empieza a utilizarse para promocionar clubs de golf. Hasta que eso suceda, Dios no lo permita en su divina ira, podrán ustedes escuchar en el garaje rock original el grito primigenio de hartazgo y frustración adolescente mejor articulado de cuantos han aparecido en el siglo XX. Manténganlo puro, angustiado y sucio, se lo ruego.


Apoyen su escena garajera local

España siempre ha tenido su digna cuota de garajeros y punks psicodélicos. En los 80’s, capitaneaban las hordas los geniales Los Negativos (Barcelona) y los voluntariosos Sex Museum (Madrid), ambos recopilados en discos internacionales (el Battle of the Garages #4 de Voxx Records, de 1986), aunque les seguían centenares de bandas menores (Los Potros, Los Malvados, The Flashback V, Los Macana y un largo etcétera). Hoy en día, continúan vivos los decanos Dr. Explosion (a lo largo de los 90’s la banda de garaje más popular de España), aunque hoy la corona de Reyes del Garaje la ostentan sin duda los valencianos Wau y Los Arrrghs!, enarboladores del espiritu loser, rabioso y anti-padres del garage-rock primigenio. Otros grupos de garajismo ibérico son Fuckin’ Bollocks, The Phantom Keys, The Kongsmen, The Zombie Valentines, Little Cobras y especialmente los barceloneses Els Trons, que aúnan el espíritu garajero de los mid-sixties americanos con el cancionero beat del sello 60’s catalán Concèntric; el resultado son descacharrantes versiones de 60’s punk americano traducidas ñoño-irónicamente a lo Folch i Camarassa. Su grito de guerra, para que vean cómo las gastan, es “Fuzz i ratafia”.

21 clásicos del 60’s garaje USA

The Standells Riot on Sunset Strip

Chocolate Watchband I don’t need your lovin’

The Shadows of Knight Gloria

The Starfires I never loved her

Murphy & The Mob Born loser

The Third Bardo I’m five years ahead of my time

The Count Five Psychotic reaction

The Leaves Hey Joe

Gonn Blackout of Gretely

The Electric Prunes I had too much to dream last night

The Music Machine Talk talk

The Barbarians Are you a boy or are you a girl?

The Wailers Hang up

The Moving Sidewalks 99th Floor

The Sonics The Witch

The Syndicate of Sound Little girl

Kenny and The Kasuals Things getting better

Larry & The Blue Notes In and out

The Seeds Pushing too hard

The Haunted 1-2-5

Little Phil & The Nightshadows 60 second swinger

Y 10 clásicos de garaje 80’s

The Chesterfield Kings Bad woman

The Gruesomes Your lies

The Tell-Tale Hearts Crawling back to me

The Primates I ain’t like you

The Fuzztones Nine months later

Los Negativos (No soy yo) La psicoastenia

The Lyres Don’t give it up now

The Miracle Workers One step closer to you

The Cynics Yeah!

The Creeps Just what I need

Kiko Amat

(Artículo publicado originalmente en el suplemento Cultura/S de La Vanguardia del 13 de abril del 2011. Las fotos que hemos incluido a lo largo de esta versión digital son: Greg Shaw y the standells)
Remenber Kent Morrill


os dejo una dirección del programa de radio 3 dedicado a estos sonidos, hoy por hoy el único programa que vale la pena escuchar en esta mierda de emisora.
http://www.rtve.es/podcast/radio-3/el-sotano/

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