martes, 7 de junio de 2011

La moneda franca de la ruta de la seda

El kilométrico corredor comercial explorado por Marco Polo hace siete siglos ha dado nombre a un mercado inimaginable hasta hace poco. Las mismas redes "par a par" que han permitido estos años el libre intercambio de archivos sin intervención eficaz de las autoridades, han dado hoy lugar a una nueva forma de comercio ilegal en "bolsas" como la de Silk Road, el bazar de la droga P2P, el camello multiorquesta al alcance de un click.

Silk Road ha gozado de cierto protagonismo estos días en EE.UU. a causa de la denuncia de Charles Schumer y Joe Munchin, senadores incapaces de entender que, en un país donde la venta de droga está prohibida, exista una página web en la que esta transacción se produzca de forma abierta, aunque anónima e inevitable.



La clave se encuentra, claro está, en la dificultad de localizar el servidor en que se aloja el portal de Silk Road -por no hablar de la localización de sus usuarios, claro-. Sólo se puede acceder a ella a través de la red Tor, un sistema de preservación del anonimato en Internet que garantiza una navegación ilocalizable tanto al visitante como a la página web.

Las autoridades le han echado el ojo a Silk Road y me imagino que será cuestión de meses que la echen abajo. Lo cual será para alegrarse; las drogas de Silk Road vienen en su mayoría del mismo sitio que las del callejón de al lado: de países infestados de guerrillas, narcoejércitos y políticos corruptos que se meriendan en Suiza la pobreza de sus poblaciones.

Sirva de recordatorio al respecto el hecho de que, junto a las tiras de tripis y los manojos de ayahuasca, Silk Road nos permite igualmente encargar un Smith & Wesson para nuestras necesidades domésticas.

Alguno podría pensar que, en este caso como en otros, el FBI lo tiene fácil; no tiene más que seguir la pista del dinero. A fin de cuentas, compradores y vendedores de Silk Road deben intercambiar el precio acordado de algún modo, ¿no?

Efectivamente, pero el dinero que se maneja en esta web no son dólares ni euros, sino bitcoins: dinero virtual, dinero P2P, una moneda en vigor todavía legal cuyo intercambio resulta totalmente opaco a las autoridades y a los bancos.

Bitcoins

A día de hoy 1 bitcoin o BTC cotiza a unos 18 dólares, el doble que la semana pasada y veinte veces más que hace dos meses. Esta moneda virtual, nacida del trabajo del matemático Satoshi Nakamoto, vive en plena burbuja instigada por la continua entrada de nuevos inversores y la incapacidad estructural para emitir más moneda -a diferencia de lo habitual con la moneda tradicional.

Las bitcoins son producidas por ordenadores a base de cálculos matemáticos. Todos podemos bajarnos el programa correspondiente en nuestro ordenador y ponernos a producir bitcoins. El sistema está diseñado para que, cada cierto número de semanas, se produzca una cantidad determinada de bitcoins en todo el mundo.

Si hay muchos ordenadores "acuñando" bitcoins, el sistema aumenta la dificultad del cálculo matemático, de manera que las bitcoins serán más costosas de producir que antes. Si las bitcoins se producen demasiado despacio, el sistema disminuye la dificultad. Hasta ahora, ésta no ha hecho más que aumentar.

Al cabo de unas semanas o meses, en función de la capacidad de nuestro ordenador, podremos tener listas algunas bitcoins con las que operar en mercados como Mt. Gox, el más importante y que marca la cotización en dólares de las bitcoins. O comprar droga en Silk Road, claro.

Pero, según los expertos, dedicar la potencia de nuestros ordenadores a producir bitcoins no compensa el gasto creciente en electricidad y hardware que implica. Resulta más rentable comprarlas directamente en Mt. Gox y tratar de sacar partido de la burbuja interminable en que parecen encontrarse.

En todo caso, el hecho de que las autoridades hayan puesto el punto de mira sobre Silk Road puede resultar fatal para las bitcoins, que con su opacidad fiscal y bancaria resultan una amenaza aún más inquietante para estos gobiernos tan celosos de la libertad de sus dineros como de la vigilancia de los ajenos.


7 comentarios:

  1. Muy bueno el artículo, Mike. Pero a las bitcoins no le auguro mejor futuro que al resto de monedas físicas: en cuanto algún hacker descubra cómo emitir más, acabaremos en lo de siempre: inflación. ¿Por cierto conoces a alguien que use la Silk Road?

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  2. No, no conozco a nadie que la use, pero por los comentarios se diría que funciona. Eso sí, tú pon una reclamación: si envías la pasta y no recibes el pedido, no tienes nada que hacer.

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  3. voy a usarla ya mismo, por cierto esto de donde viene ¿Baltimore o New York? ¿alguien quiere algo ? si es así me lo pagas en euros por adelantado.

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  4. Me da a mi que esto es para grandes transacciones, que no te van a vender medio gramo de esto y un cuartito de aquello.
    Lo del dinero negro es la ostia de interesante, supuestamente está perseguido por las leyes, pero en la práctica está bendecido por todo el sistema financiero de manera que seguirá funcionando mientras interese y sea rentable a los mercados. ¿Los mercados? Si, esos mercados que si no son ni buenos ni malos es porque son tan cínicos que renuncian a observar las consecuencias morales de sus transacciones. Corrupción, hambre, pobreza, muerte,...

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  5. Pepín, güelve! El facebook y la flauta están haciendo estragos!

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  6. era una broma, aquí en Coco Island tenemos de to, además gratix

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  7. Je, je, no lo dudo. Pero por si acaso, y para completar la información de la entrada, aquí va la URL de Silk Road:

    http://ianxz6zefk72ulzz.onion/index.php

    Recordad que esta URL no os llevará a ningún sitio si no entráis a través de la red Tor.

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