lunes, 28 de junio de 2010

LA TRAGEDIA DEL CONGO


Cuando en 1876, Leopoldo II de Bélgica creó la Asociación Internacional Africana y financió luego la expedición de Stanley al río Congo (1879-1884), se estaban poniendo las bases para una de las mayores tragedias de la humanidad. Al principio, tanto Europa como los Estados Unidos apoyaron lo que creyeron que era una misión humanitaria y civilizadora. Pero en realidad se estaba permitiendo que uno de los peores monstruos de la historia, diese rienda suelta a sus ansias de riqueza sin que nadie supiera lo que estaba de verdad ocurriendo en “el corazón de las tinieblas”: el exterminio cruel de los habitantes de la región. Sólo cuando comenzaron a surgir textos de denuncia, la opinión pública empezó a ser consciente de la realidad. Ediciones del Viento presenta en este volumen, traducidos por primera vez al español, cuatro durísimos documentos fundamentales para que el lector comprenda, de primera mano, la magnitud de la tragedia del Congo.

Ayer venía escuchando una entrevista al editor que me gustó mucho, hoy lo miro por internet y resulta que somos vecinos, la editorial tiene su sede en mi casa, un día de estos voy a verlos.

Se calcula en diez millones de personas las víctimas del genocidio del Congo, lo cual sitúa a Leopoldo de Bélgica al nivel de Hitler y Stalin, en la lucha por el primer puesto en el ranking de "mayor hijoputa de la historia".

¿Quién le pide responsabilidad a los hijos de Leopoldo, que siguen en el trono de Bélgica?

Ya que la explotación del Congo era directa por parte de la familia real (el Congo era una finca privada del Rey de Bélgica) ¿no debería la fortuna de la monarquía belga destinarse a reparar los desmanes de sus antepasados?

EL HORROR que Conrad describe en "El Corazón de las Tinieblas" no prescribe, un libro como ese es inmortal, y está en el lugar de honor de cualquier biblioteca. Un genocidio de este tamaño debería ser revisado en todos los juzgados del mundo, o por lo menos en el de La Haya, pero quizás Holanda esté demasiado cerca de Bélgica, que peniiiita.
Qué bien se nos da a los primermundistas mirar hacia otro lado; y pensar, y decir, yo no tuve nada que ver con eso, fue cosa de mi abuelo.

5 comentarios:

  1. A mi lo que más me ha llamado la atención siempre sobre las fechorías de leopoldo de Bálgica no era su absoluto desinterés acerca de las condiciones de vida de sus súbditos-esclavos, sino la valentía de algunos autores como Mark Twain a la hora de señalar a los culpables en una época en que la sobreexplotación laboral en África todavía no estaba especialmente mal vista.

    También debo decir que los desmanes de Leopoldo fueron un poco exagerados en la propaganda extranjera. Pero sí, era un hijoputa de cuidado, aunque no el único.

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  2. en la librería nueva Colón he visto este libro y otros de la misma editorial, creo que eran de viajes con muy buen pinta.

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  3. Mark Twain en 1885 en las aventuras de Huckleberry Finn dejaba claro su pensamiento sobre la esclavitud. Este libro tampoco prescribe.

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  4. Si, son libros de viajes, ese género literario menor en el que hay títulos como la Odisea, el Quijote, El Corazón de las Tinieblas,...
    LITERATURA CON MAYÚSCULAS

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  5. Un poco más de info sobre el tema, ahora que está por allá el nieto

    http://www.elpais.com/articulo/internacional/heridas/abiertas/Congo/elpepiint/20100629elpepiint_5/Tes

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