jueves, 19 de noviembre de 2009

NASTY PERRUACK

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la guerra de todos los días

aquella mañana la bragueta me apretaba como nunca. iba empalmado como un quinceañero al que le hubieran escayolado los dos brazos durante un año. tenía que tomar el metro. era hora punta y el andén estaba atestado. la perspectiva de verme dentro del vagón, con mi tiesa protuberancia rozándose con los pasajeros me llenaba de una sorda angustia. esos pensamientos sólo duraron un rato porque en seguida llegó el metro y nada más abrirse las puertas me vi impulsado al interior arrastrado por la turba humana. una vez encajado en la masa de cuerpos examiné mi situación. tenía la nariz metida en la nuca de un tipo. el pelo era de color ceniza, grasiento y con caspa. otro tipo se apretaba contra mi espalda. sentía su aliento en mi nuca. mi miembro estaba encajado en el culo del primer tipo. una ola de asco primigenio me invadió. quise vomitar. lo hice. pero sólo salió un poco de bilis, que manchó mi corbata de amarillo. traté de recomponerme un poco. tenía que reconsiderar las circunstancias. intenté mover el cuerpo para separarme del viejo, pero no pude hacer nada. por más que me esforzaba sólo conseguía rozarme más contra sus nalgas. y mi miembro continuaba encajado en la raja de su culo. de pronto noté que el viejo emitía como una especie de gemido. me temía lo peor. dejé de moverme al instante. los gemidos también se detuvieron. era como una escena de un thriller. como la película que había visto la noche anterior. había una chica. caminaba por una calle oscura. estaba asustada. de vez en cuando se detenía y escuchaba pasos. sólo durante un instante, como si fueran el eco de los suyos. pero no había manera de saberlo. la chica tropezaba y caía al suelo. la falda subida dejaba ver parte del muslo. de pronto me sentí terriblemente excitado y eyaculé. noté como la cara del viejo se volvía hacia mí. las babas corrían por la comisura de sus labios. abrió la boca desdentada e intentó besarme. yo giré la cabeza, apartarla era imposible, y sentí su lengua en mi oreja. una nueva oleada de asco me sacudió las entrañas. quise apartar de mí al viejo con todas mis fuerzas, pero mis brazos estaban inmovilizados. todo sucedió en cuestión de segundos. de prontó noté que el viejo tenía su mano en mi miembro. y de nuevo estaba en erección. entonces se abrió la puerta y todos salimos. la masa me empujaba por el andén, las escaleras, el pasillo y de pronto aparecimos en el exterior. como un ramo de flores putrefactas saliendo de una tumba. yo caminaba medio en sueños, muerto de vergüenza, con el viejo agarrado a mi polla y una mancha enorme en el pantalón. qué hacer. no tenía ni idea. compré el periódico. alguien había sido sobornado, en algún lugar había guerra, el paro subía, había enfermedades, suciedad, muerte... me corrí de nuevo. un surtidor de esperma surgió de detrás del periódico que llevaba abierto y salpicó a una señora que estaba justo enfrente de mí. se limpió la cara con la mano y luego se la lamió con una mueca grotesca. la señora se parecía terriblemente a la mujer de mi jefe. de hecho estaba parada ante la puerta del edificio en el que trabajaba. ahora el viejo emitía nuevos sonidos. y empezaba a oler mal. quiero decir muy mal. a mierda. el muy cabrón se había cagado. aproveché su confusión para zafarme de él. entré en el edificio tapándome el miembro con el periódico, pero ni siquiera así conseguía ocultar mi erección. crucé el vestíbulo corriendo y cogí el ascensor por un pelo. iba lleno de gente. volví a eyacular. el semen se quedó pegado en el techo durante unos instantes y luego se cayó en el escote de una chica. era mi secretaria. no la había reconocido hasta entonces. quiero decir, hasta ver mi semen en su escote. en tal estado de turbación me encontraba. ella fingió no darse cuenta y llevó su mano distraídamente a mi entrepierna. el contacto volvió a reanimar a mi miembro que ya estaba completamente erecto al entrar en la oficina. las mejillas me ardían y las sienes me latían con fuerza. decidí ir a hablar con mi jefe... tenía que explicarle lo que me ocurría... no, eso no... sólo decirle que me despedía... o qué diablos, sí, decirle la verdad, que un viejo me había hecho una paja en plena calle... y que me había corrido en la cara de su mujer... y que luego el viejo se había cagado... no podía vivir con todo aquello sobre mi conciencia ni un minuto más... entré al despacho sin llamar. allí estaba él. de pie tras su mesa de madera oscura. vestido con una sotana. tieso. amenazador. como mi miembro. le esperaba, me dijo. no pude dejar de advertir que mi secretaria estaba haciéndome una mamada. sin cortarse un pelo. no sabía cómo, había reptado a lo largo de mi pierna hasta introducirse la totalidad de mi pene en la boca y ahora lo succionaba como una serpiente pitón. intenté decir algo, pero las palabras se ahogaban en mi garganta. entonces alguien gritó. alguien apagó la luz. alguién me mordió. y de nuevo se hizo la luz. olía a incienso y a semen. yo estaba en el suelo. traté de levantarme, pero era imposible. alguien me aplastaba contra el parquet. vi un arbusto ardiendo ¿eres dios?, dije. sí. pues anda y que te jodan. y eyaculé...

Jack Perruack

4 comentarios:

  1. Jesus Bendito!... la culpa es mia por leermelo entero.... muy recomendable si estas apunto de suicidarte

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  2. Priapismo. O eso o es que te has desayunado un revuelto de viagras, mdma y 2cb. En cualquier caso, todo muy lechoso.

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  3. Así me gusta, que pongáis contenidos para toda la familia. Sólo le falta quizá un poco de sexo.

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  4. Me gusta lo de iba empalmado como un quinceañero al que le hubieran escayolado los dos brazos durante un año, pero lo del viejo da un poquito de asco. ¿Cuantas veces se corre en una mañana? Los 30 no los ha cumplido seguro. Mu bueno

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